Hace algunos años, coordinando campamentos urbanos y como terapeuta ocupacional para la inclusión participativa de niños con diversidad funcional, encontré «la importancia de comprendernos a nosotros mismos».
Una mañana calurosa de julio, un chico de 10 años, que presentaba Asperger, me lanzó una cuestión que jamás nadie antes me había planteado. Dijo: «profesora, ¿qué me pasa?». Supongo que le surgió esta duda a raíz de verse a sí mismo en comparación a los demás niños. El impacto de la pregunta me hizo sentir desconcertada. Rápidamente le dije: «No te pasa nada. Es que todas las personas somos diferentes unas entre otras».
Nunca dejé de pensar que quizá debería haber hablado más con el chico. Quizá debiera haberle dicho otra cosa. Por ejemplo que aunque él tuviera dificultad para hablar con los compañeros, por otro lado era muy bueno siguiendo normas y que era muy risueño.
Mi conclusión fue que necesitamos comprendernos. Entender por qué actuamos de ciertas maneras frente a situaciones que van surgiendo en la vida. Y una parte fundamental para comprendernos, nos la otorgan las personas que nos rodean. Saber qué piensa y valora el entorno social sobre nosotros, nos ayuda a razonar acerca de cómo gestionamos nuestro comportamiento ante diferentes situaciones.
Por otra parte, si queremos comprendernos, saber cuáles son nuestras capacidades es positivo porque la razón del por qué de mi comportamiento, también viene descrita a través del conocimiento sobre mis capacidades de interacción social. Esto favorece el «capitalizar/rentabilizar» mis puntos fuertes [ ]¹. Y a su vez puedo avanzar, utilizar bien mis recursos, posibilitando el crecimiento personal.
Pero ¿por qué crecer personalmente?. Esto ¿qué beneficios me da? . . . .
Si conozco y entiendo mis capacidades sociales, puedo potenciar en mi beneficio, su utilización para gestionar las acciones. Es decir, poder elegir, poder decidir de forma más efectiva cómo responder ante una situación, en función de mis objetivos o intereses.
Y mi sensación de locus de control interno crece «yo domino la situación y no la situación me domina a mí» (acción frente a pasividad). Por ende, cabe deducir que me sentiré bien. Que esto me hace estar más feliz.
Creo que, en general, conocernos y comprendernos da la ventaja de mejorar nuestra interacción con el mundo, pudiéndonos adaptar mejor a él.
Y ¿cómo alcanzar esta comprensión personal?:
Reflexionando
Haciéndonos preguntas sobre cuáles son nuestras respuestas frente a una situación determinada y por qué creemos haber reaccionado así. Invito al lector a tratar de responder estas dos cuestiones:
¿Con qué actitud y cuál fue mi comportamiento en aquella ocasión?
¿Por qué razón respondí de esa forma en aquella circunstancia?
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Lucía Blázquez Luengo. Terapeuta ocupacional. Cursando Máster «Neuropsicología, Inteligencias Múltiples y Mindfulness». Universidad Camilo José Cela (UCJC ).
[….]¹→ Hernández Monsalve, Mariano. Noviembre 2013. «Tratamiento Comunitario Asertivo». Lima – Perú: www.guzlop-editoras.com. https://guzlop-editoras.com/web_des/med01/psiquiatria/pld0875.pdf